Decía Jodi Picoult que “Siempre puedes editar una mala página, pero no una página en blanco.” ¡Y tenía razón!
Tú has hecho el mayor trabajo: trasladar tu historia al papel. Y te habrá costado sangre, sudor y lágrimas (si no es así, ¿cómo lo has hecho? ¡Cuéntame tu secreto!). Pero el proceso editorial – que muchos escritores odian o encuentran difícil – es tan importante como escribir un manuscrito.
¿Necesitas otro par de ojos avispados y experimentados para editar tu manuscrito? Pues yo tengo dos pares (sí, soy miope y llevo gafas. Muy mal chiste, lo sé.)